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La breve obra póstuma del poeta Eduardo Molina Ventura, recogida directamente de sus cuadernos por José Miguel Ruiz, fue publicada por primera vez en 1996. Ahora se incluyen otros textos encontrados que completan un trabajo, para muchos, aún desconocido, opacado quizás por la memorable biografía de este personaje ya legendario de la literatura chilena. Eduardo Molina Ventura El poeta Molina podría ser uno de los escritores que menciona Vila-Matas en su libro Bartleby y compañía. Escritores que reservaron su talento literario para sí mismos o para un reducido grupo de amigos. Que esquivaron el coqueteo de las musas o se negaron a publicar lo que de tarde en tarde pergeñaban. Molina vivió hablando de libros que estaba escribiendo y que nunca publicó. Sus textos, poemas, fragmentos de ensayos y novelas quedaron dispersos, olvidados, y solo después de su muerte, el poeta Miguel Ruiz recogió algunos de sus poemas. Ramón Díaz Eterovic Con el girar alterno de su cabeza a izquierda y derecha y un aleteo de brazos más marino que volátil, el Chico Molina iba y venía, flotando sobre sus pasos, por las tertulias literarias, en casas o peñas, donde repartía impertinencias y halagos, deslumbrando con sus conocimientos al día de lo que era más nuevo y audaz de la literatura europea por los años 30, 40 y siguientes. Eduardo Anguita Eduardo Molina Ventura (Santiago, 1913 Lo Gallardo, 1986) formó parte de la llamada Generación del 38. Recordado animador de tertulias, solo publicó en vida algunos poemas y traducciones de autores como Saint-John Perse en revistas y antologías. José Miguel Ruiz editó, a partir de los cuadernos que le legara el poeta, el presente volumen que reúne su obra póstuma.